El Centro Municipal de Equinoterapia realizó el cierre de un nuevo año de trabajo, marcado por el aprendizaje, el acompañamiento y las emociones compartidas entre participantes, familias y el equipo profesional que sostiene día a día este espacio de inclusión.
A lo largo del año, cada encuentro se transformó en una oportunidad para fortalecer vínculos, promover el desarrollo personal y acompañar distintos procesos terapéuticos, consolidando al centro como un ámbito de referencia para la comunidad.
En este marco, uno de los hechos destacados del ciclo fue la puesta en marcha de un proyecto innovador impulsado por la Secretaría de Desarrollo Social, a cargo de María Emilia Serra Barra, con la colaboración de Martín Páez: la incorporación de una huerta inclusiva y comunitaria dentro del taller de equinoterapia.
La iniciativa tiene como protagonistas a los participantes del Centro IntegrArte que desde el taller de carpintería realizaron los huerteros y al equipo de equinoterapia, quienes comenzaron a aprender el oficio de la huerta como parte de un proceso terapéutico y formativo. El proyecto apunta no solo a la producción de alimentos para consumo personal, sino también a la posibilidad de proyectar a futuro un emprendimiento de venta de verduras.
Más allá de lo productivo, la propuesta busca enseñar un oficio, fomentar la autonomía y generar espacios de integración social para personas con distintas discapacidades. “Queremos que esta actividad sea una experiencia que motive, que enseñe y que refuerce la importancia del trabajo en equipo. Cada semilla sembrada es también una oportunidad de crecimiento personal”, señalaron desde el área de Desarrollo Social.
El cierre anual fue también un momento de agradecimiento a las familias, al equipo de trabajo y a todas las personas que confían y acompañan este espacio que transforma y contiene, reafirmando el compromiso de seguir fortaleciendo políticas públicas basadas en la inclusión, la dignidad y el esfuerzo compartido.


















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