Este fin de semana se realizó una nueva edición de la Feria del Libro se llevó a cabo en la ciudad de Vedia, con el auspicio de la Municipalidad de Leandro N. Alem y la organización y coordinación de la Dirección de Cultura.
En esta oportunidad, la institución anfitriona fue la Biblioteca Municipal “Esteban Echeverría”. El sábado 3 se dio inicio a la Feria con la presentación de los finalistas en cuento y poesía de los Juegos Bonaerenses en su etapa municipal. Con la colaboración de la profe Valentina Citterio, Julieta leyó su cuento “Conversaciones ajenas”, Delfina su poesía “Floreciendo el alma” y Jorgina su cuento “Santiago(s)”. Unas genias, y mucho talento para desarrollar.
Mirian Cao conmovió a todos con su historia de valentía, coraje y resiliencia en su muestra “Malvinas con mirada de mujer”; llegó luego la dulce y profesional Mariana Medina, con su valija de peluche rosa a entretener a los más peques con cuentos, canciones y diálogos “para enmarcar” con su espectáculo “La magia de las palabras y el arte”.
La calle se llenó después con el sonido de las Tamboras, que desde la puerta de la Biblioteca nos hicieron mover el esqueleto con su show.
De regreso en el auditorio, las “ladies” del Taller Literario de Dino Poltronieri, Graciela García e Inés Torres Ruiz leyeron sus colaboraciones en “Tinta Café”, una antología que reúne a 24 escritores.
Otra vez la atención se la llevó el afuera, donde los capos del Ballet Distrital se lucieron con su espectáculo “El río nos abraza”.
Como cierre, la escritora Gabriela Exilart presentó su novela “El vuelo de la libélula”, en la que se enlazan sabiamente historias románticas, secretos de familias, el hundimiento del “Titanic” argentino y la “cárcel del fin del mundo” de Ushuaia, en el marco de los difíciles años 30 del siglo pasado, y con el atractivo de un misterio policial añadido.
El domingo 4 comenzó con la presentación del libro “Era en la soledad” por parte de su autor, Juan José Opizzi, donde bucea en la historia del mítico Pancho Sierra, pero dejando de lado la leyenda y la realidad histórica para construir una maravillosa ficción donde conoceremos aspectos desconocidos del personaje.
Eliana Lagorio, por su parte, hizo que los más chiquitos dejaran su “espacio VIP” con crayones, mesitas y libros de colorear para hacerlos cantar y reír en su espectáculo “Cuentos con ritmo”.
Más tarde, la maravilla de la historia de un barrilete aventurero los dejó sentados en sus sillas, mientras Adriana Comisso les contaba acerca de su obra “Soy Parche” y ellos participaban dejando en un barrilete armado para la ocasión, hermosísimas frases de recuerdo.
“¿Por qué escribimos?” fue la pregunta detonante de la charla-taller que brindó María Silvia Biancardi, quien con mucho acierto fue encontrando respuestas en los participantes, y logrando interesantes intercambios.
Luego, se dio continuidad a un homenaje que se acababa de realizar en la Plaza “Juan Carlos Conocchiari” -donde se realizó el cambio de nombre de la Av. Emilio Mitre por el de “Joaquín Álvarez”- con una exposición que resalta la figura de quien fuera un luchador por la cultura y un mentor del arte acá mismo, en el distrito, a través de las páginas del diario que editaba. “De Vedia al país: Joaquín Álvarez y el periódico Alberdi, 53 años de periodismo en serio” fue el título que desarrolló el poeta y escritor Eduardo Dalter, antiguo colaborador del diario y gran amigo del homenajeado. También se encontraban presentes los organizadores del evento, miembros de la recientemente creada Comisión de Recuperación Histórica Municipal, y amigos y familiares de Álvarez.
Como cierre de la Feria se presentó el autor Franco Vaccarini con su charla “El origen de un lector”, donde se explayó acerca de la tarea de escribir para niños y jóvenes, y los factores que priman a la hora de despertar el interés de un lector por una obra específica, desmitificando prejuicios acerca de la tecnología versus el arte y el desinterés de los jóvenes por la cultura. Una mirada joven de un escritor maduro, que sabe captar a los más chicos y los no tanto, un verdadero logro a aplaudir.
Párrafo aparte para los expositores en los diferentes stands, donde se alternaban las editoriales –Serial, Rama Negra- librerías –Dorrego, El Refugio- bibliotecas amigas –Domingo F. Sarmiento de Alberdi y Mariano Moreno de Alem- y por supuesto, la cálida atención y excelente predisposición de los que jugaban de locales, la gente de la Biblioteca Esteban Echeverría. Un aplauso para ellos, que vieron “invadidos” sus espacios tradicionalmente tranquilos de lectura silenciosa, y otro para Rubén Ghio y su gente, siempre presentes en todo.