Vistos los penosos acontecimientos que vivimos en nuestro país a través de los medios. Y que de alguna manera estos hechos nos afectan a todos, ya que somos partes aquella proclama, escuchada hasta el hartazgo, de que "nos debemos un gran acuerdo en por lo menos en unos puntos básicos, para tener el país que nos merecemos." Hoy se impone hablar del "País que Necesitamos con urgencia".
Una vez más, nos encontramos atascados en los pantanos de una dirigencia personalista, mezquina y desalmada, ayudados por los mismo, quienes de acuerdo a sus conveniencias, prometieron terminar con sus prácticas y metodologías. Que se habían autodefinido como meros espectadores o víctimas mientras cogobernaron y que luego mutaron electoralmente, pasando a ser victimarios.
Pero una sola pregunta me dan vueltas por la cabeza. Y es, donde quedan los argentinos para esta gente?
Pregunta que me hago, no desde una falsa ingenuidad política, porque cuando me refiero a acuerdos, solo son posibles con grandes debates ideológicos y poniendo el país en primer lugar. Porque por más que sea una obviedad que la corrupción, además de vergonzosa, es distorsiva de cualquier posición, debemos reafirmar que la defensa de esos hechos oscuros, solo deben asumirla los responsables y nunca la comunidad.
Son momentos de posiciones claras, de proteger, a quienes menos tienen, para no permitir que la tiranía dirigencial, para su beneficio, una vez más los vuelva a exponer como moneda de cambio.
Quedarse callado y no tomar posturas es ser cómplices.
Porque sorprende el conformismo con el que parte de la sociedad contempla los hechos pensando que los hijos, que quedaran condenados a subsistir con las necesidades o los que cada vez más se van a buscar otra Patria que les asegure un futuro, son de otros.
Este camino lo venimos transitando una y otra vez hace décadas, y los resultados ya los conocemos.
Estoy seguro que la mejor forma de empezar a cambiar la historia es repudiar toda la violencia que observamos. No hay lugar a dudas que es ésta, una reacción frente a los logros que la justicia va transitando, eso significa que se deben persistir en esos caminos. Y aceptar de una vez por todas, sobretodo considerando nuestra historia, que se trata de una lucha que se debe dar siempre y solo puede ser posible, desde la democracia y sus instituciones que entre todos supimos conseguir.