Cada 10 de diciembre se conmemora en el mundo el día internacional de los Derechos Humanos, pero para nuestra patria significa la recuperación definitiva de la Democracia y de sus valores esenciales.
Hace 37 años las urnas llenas de esperanzas derrotaban y para siempre, al golpismo y a la proscripción naturalizada en la Argentina desde el derrocamiento del general Perón en 1955.
El pueblo y sus organizaciones políticas y sociales representativas, sus identidades históricas y sus memorias, lograron poner al 10 de diciembre, entre sus fechas más memorables.
Nació y creció una forma de convivencia política que supo navegar situaciones complejas, creando gobernabilidades democráticas frente a crisis profundas derivadas de la indefensión en la que la Dictadura Cívico-Militar dejó al País luego de su proyecto genocida y devastador.
A un año de la asunción de Alberto y Cristina, luego de 4 años de gobierno neoliberal y de largos meses de la crisis sanitaria global más grave del siglo, podemos afirmar que los recursos políticos y humanos y fundamentalmente la voluntad popular de recrear el sentido de pertenencia nacional, se mantienen intactas.
A los grandes trazos de las líneas de la historia, no la inmutan operaciones judiciales y mucho menos los condicionamientos histéricos de burocracias desplazadas. Las tradiciones democráticas y el respeto por el Estado de Derecho darán por tierra todo intento de vulneración.
La Democracia recuperada, no admite estos niveles de exclusión y de pobreza; tampoco persecuciones, ni presxs politicxs
Una vez más, los argentinos y las argentinas vemos que está naciendo un liderazgo a la altura de las circunstancias y el Movimiento Nacional, Popular, Democrático y Feminista liderado por el Peronismo, vino a hacerse cargo y a reparar los daños.